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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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12-07-2016

 

Los comensales y la tortura

Retirados de las FFAA por Ombú.


SURda

Notas

Roberto López Belloso

 

Un diálogo, escuchado por azar, da pistas sobre gestiones de retirados de las Fuerzas Armadas con parlamentarios que valoran como “afines”. Si fuera una pieza de música contemporánea podría denominarse “Almuerzo con Caja Militar de fondo”.

 

Cuando llego al restaurante ya están ahí, ubicados junto al ventanal que da sobre la calle Colonia. Apenas les presto atención. Parecen ser solamente cuatro jubilados que se reunieron para compartir el almuerzo. Me siento en la mesa de al lado y una frase atraviesa el ruido de fondo y me obliga a escuchar lo que están conversando.

—Yo era superior de Tróccoli –dice el que lidera la conversación, y luego baja un poco la voz. Aunque no demasiado. No parece avergonzarse al nombrar al capitán de navío Jorge Tróccoli, que está siendo juzgado en Italia por crímenes contra la humanidad cometidos en el Río de la Plata. Se sabe que como oficial de inteligencia (del S 2) fue responsable de torturas en dependencias de los Fusileros Navales (Fusna), y se intenta que la causa también lo sitúe en Automotores Orletti, el centro clandestino de represión en Argentina por donde pasaron varios uruguayos luego desaparecidos.

Parece evidente que los comensales están hablando de las torturas. Porque de Tróccoli pasan al coronel retirado Jorge “Pajarito” Silveira, actualmente preso en la cárcel especial de Domingo Arena. Como viejos amigos que recuerdan viejas hazañas, cuentan que no siempre era fácil quedar para almorzar con Silveira. “‘Porque tengo otro asado', me decía” , rememora el superior de Tróccoli. Los demás hacen una mueca de sonrisa desviando la mirada, como evocando. Uno de ellos parece estar fuera del código o haber perdido la agilidad mental. Mantiene los ojos en el superior de Tróccoli, interrogativo. Un tercero le explica: “La parrilla eran las camas de metal” .

Aparece el mozo con los platos. Incluso para ellos es demasiado no cambiar de tema. Así que pasan, con naturalidad, al fútbol. El comentario es el campeonato uruguayo que acaba de ganar un equipo “jugando a nada” , opina decepcionado uno de ellos. Otro polemiza. La charla de uno de esos mediodías entre amigos; un ir y venir de temas. Frases musicales que nacen, crecen y se agotan. Al fútbol lo sustituyen las andanzas domésticas de los nietos. Quien comenzara a escuchar la conversación en este punto pensaría lo mismo que pensé yo al verlos: cuatro abuelos inofensivos. Pero como en la música, siempre hay un Leitmotiv . Antes de los postres suena un celular. Atiende el superior de Tróccoli. Lo llama un abogado.

—Nos vamos a encontrar sí, y antes yo voy a tener reuniones con el espectro político –hace una pausa–; con el que nos es afín.

Corta. El superior de Tróccoli informa a los demás integrantes de la mesa. Van a jugar todas las fichas a parar la reforma de la Caja Militar. Lo harán –dice el estratega– por sus canales gremiales habituales, como el Centro Militar, y poniendo en juego sus contactos en el Parlamento. Para algo han de servir las Cámaras que disolvieron hace 43 años.

Días después la agenda de los medios está colmada de declaraciones de legisladores del Partido Nacional. El diputado Gustavo Penadés dice que la reforma “es un disparate” . El senador Luis Lacalle Pou opina que “entrar con saña y señalando que estos son los responsables, no es bueno ni es real” . También el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, advierte sobre una posible turbonada de juicios. La crisis de la Caja Militar, ha dicho el gobierno, requiere cada año 400 millones de dólares que son transferidos por la sociedad para sostener el retiro de sus hombres de armas. El Centro Militar y Lacalle Pou coinciden en señalar que poner el foco en ese tema es un intento de desviar la atención de una mala gestión económica. El conglomerado de los militares retirados habla de “políticas discriminatorias y estigmatizantes” .

El lenguaje es un animal artero. Muchas veces, cuando se habla de otros, se da vuelta y habla de quien lo está usando. Los militares retirados, al no aceptar las culpas de la dictadura y no dar información precisa sobre el destino de sus víctimas, discriminaron y estigmatizaron a los que les siguieron en la profesión. Los silencios en la partitura son demasiado estridentes como para que de ahí surja algo mejor que ruido. No es sencillo, entonces, que desde las otras mesas se esté dispuesto a seguir asignando recursos para el cómodo retiro del superior de Tróccoli y sus compañeros de armas.

Mientras tanto, el presidente de la República mantuvo al menos una reu-nión con los comandantes en jefe para tratar algunos puntos de la reforma jubilatoria. El lobby ha saltado de los vestíbulos del Parlamento al edificio de la plaza Independencia y adquiere, diáfano, la definición que le da el Diccionario de la Real Academia : “Conjunto de personas que, en beneficio de sus propios intereses, influye en una organización, esfera o actividad social” .

En el almuerzo de hace tres semanas el superior de Tróccoli parecía resignado a que el 10 por ciento del déficit de la Caja Militar se abatiera con un impuesto a sus jubilaciones. Es algo que no iban a poder quitárselo de encima, les decía a sus contertulios, que protestaban con esa indignación universal de quien escucha la palabra impuestos y no piensa que mucho de lo que tiene se ha pagado, se sigue pagando, con los aportes de los demás. Poner ahí un torniquete y que el restante 90 por ciento de las pérdidas siga a cargo de esa desagradecida sociedad que los “discrimina” y los “estigmatiza”, parece ser el objetivo del cabildeo.

Pidieron la cuenta. Uno de ellos sacó la tarjeta de crédito e invitó a los demás. No tomaron café.

Fuente: http://brecha.com.uy/

 

Los privilegios jubilatorios de los militares

 

Nota: Andrea Fernández y Eric Núñez (Sala de Redacción)

 

En la primera presentación del equipo económico ante la Comisión de Presupuesto, que inicia en análisis de la rendición de cuentas, el Ministro de Economía, Danilo Astori, enumeró algunos de los privilegios militares que explican el abultado déficit de la llamada Caja Militar.Sin embargo, salvo una modificación en el Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS), el grueso de los factores que obligan al gobierno central a transferir más de 400 millones de dólares anuales se mantiene intocado.

 

Astori detalló que los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas cobran una jubilación de alrededor de $120.000 cuando se retiran por edad, mientras que perciben un promedio de $80.000 cuando se retiran antes. Según el ministro, la presentación de estos datos sirve para llevar la discusión al parlamento, aunque aclaró que todavía no se encuentra en condiciones de presentar un proyecto de reforma.

En estos últimos diez años de gobierno del Frente Amplio se ha procedido a un "aggiornamiento" y modernización de las cajas jubilatorias: ya sucedió con la Caja Notarial, la Caja Bancaria y la Caja Policial; ahora parece haberle llegado el momento a la Caja Militar.

Esta instancia parlamentaria hace que la reforma de la Caja Militar vuelva a cobrar vigor en un momento donde el propio comandante del ejército, Guido Manini Ríos, declaró que la considera un "grave error". El sistema de seguridad social para los militares se creó en 1911, en tiempos de la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez.

En un principio tenía el objetivo de atender el pago de pensiones de las viudas e hijos de los oficiales fallecidos. Hasta la década de 1960, las jubilaciones militares se siguieron pagando de Rentas Generales, posteriormente pasaron a la Caja Militar. Desde su creación, la asistencia financiera estatal ha sido relevante para su funcionamiento.

Hasta el golpe de Estado de 1973 el subsidio rondó entre 50-60% del total. Con el golpe de Estado incrementó a 75%, tras la restauración democrática disminuyó a 58% y volvió a alcanzar a 71% entre 1993 y 2005.

Desde entonces, durante los gobiernos progresistas, el aumento de los sueldos y las jubilaciones implicó que la asistencia financiera del Estado alcanzara un 80%. En el 2015 el Estado pagó el 85% de los casi 16.000 millones de pesos que sumaron los egresos del Servicio de Retiro y Pensiones de las Fuerzas Armadas, mientras que un 15% correspondieron a los aportes de los activos.

Ese 85% representó 4.000.000 de dólares, monto superior al déficit del BPS, que rondó en el orden de los 3.900.000 de dólares el año pasado . En 2015 la asistencia financiera al Servicio de Retiros y Pensiones de de las Fuerzas Armadas representó un promedio anual de 8.100 dólares por cada pasivo militar. La reciente información presentada por el ministro de Economía señala que las jubilaciones de los subalternos se encuentran dentro de los parámetros de montos de todo el país.

Aquellos que se retiran de forma voluntaria alcanzan el promedio general del BPS, sin embargo los que se jubilan de forma obligatoria lo superan. Por otro lado, las jubilaciones de los oficiales y jefes ronda los $60.000 cuando se retiran voluntariamente, mientras que la jubilación por edad de estos llega a los $90.000 aproximadamente.

A su vez, estos datos presentados por el equipo económico revelan que jefes y oficiales superiores superan cuantitativamente el promedio de jubilaciones del resto de los trabajadores uruguayos. Es por eso que el Poder Ejecutivo maneja gravar las pasividades más altas aplicando un impuesto progresivo que disminuiría en un 10% el aporte de Rentas Generales a la Caja Militar. Ese modesto ajuste encendió las iras de los responsables del Centro Militar, quienes en un comunicado reclamaron que la misma medidas se aplique a las jubilaciones de ministros y legisladores.

Entrevistado por SdR,  Sixto Amaro, director del BPS en representación de los jubilados, también compartió el criterio de que la explicación del déficit de la Caja Militar se debe a las jubilaciones de los altos oficiales; según él, andan "entre los 12.000, 13.000 pasivos y cobran jubilaciones que van de los $100.000 a los $150.000 al mes".

Amaro expresó que "si uno proyecta el déficit de la Caja Militar, en tres años, supera los mil millones de dólares, una cifra demasiado importante para el país y para la gente que está siendo recortada y postergada". Por otro lado consideró que la desigualdad entre jubilados del BPS y los jubilados por Caja Militar se puede apreciar en el cobro de aguinaldo. Mientras la totalidad de los pasivos militares reciben un décimo tercer sueldo, el resto de los pasivos solo cobran aguinaldo si tienen una jubilación menor a $10.000, siempre y cuando en el hogar donde vivan estos jubilados el ingreso per cápita sea menor a esta cifra.

De modo que, "si yo gano $7.000 y tengo la suerte de tener un hijo que gana $15.000, ya no lo cobré, por lo tanto te quitan independencia política, económica, y además te quitan dignidad". Amaro expresó que estos requerimientos no son de gran impacto para el presupuesto estatal y pueden hacer que "un viejito llegue a la mesa de fin de año después de haber trabajado toda su vida sin sentirse avergonzado y pueda contribuir con algo". A su vez Amaro subrayó que parte de los militares que se jubilan pasan a cobrar el monto de dinero del grado superior  al que están en actividad, y en algunos casos dos grados, "porque la ley está hecha como más les conviene a ellos".

Esto repercute en que al retirarse un militar de alto rango, arrastra a los que están próximos detrás de él: "se dan jubilaciones en masa de gente jóven que pasa a ganar más de lo que estaban cobrando como activos". Con respecto a las pensiones, señaló que cuando un trabajador civil fallece, la viuda empieza a cobrar un 65% de la jubilación de su esposo difunto, "pero cuando un militar muere, la mujer va a recibir mensualmente un 100% de lo que él estaba ganando, más el aguinaldo". Amaro subrayó que la Caja Militar tiene privilegios "que realmente dan vergüenza ajena".

Citó el ejemplo de una médica cardióloga del Hospital Militar que se jubiló a los 41 años. Esto, según él, es sinónimo de injusticia social "ya que mucha gente trabaja más de cuarenta años para terminar con jubilaciones que no llegan a $9.000 pesos por mes" Afirmó que, a pesar de que los militares se jubilan a una edad temprana, muchos de los oficiales retirados se pasan a la actividad del sector privado y aportan al BPS, lo que les permite tener dos jubilaciones.

"Estos privilegiados se meten en compañías, en grandes cosas; la mayoría de las compañías de seguridad son de los militares retirados". Otros elementos que Amaro consideró insólitas sobre la Caja Militar son las "equiparaciones". Explicó que hay militares del mismo rango que se jubilan paralelamente y se equiparan sus sueldos "para que no hayan inconvenientes mayores.

Esto hace que un militar, que le corresponde una jubilación de $100.000, pase a ganar $120.000, solamente por el hecho de que un compañero del mismo rango cobra esa cantidad".

Amaro considera este tipo de acciones "sin fundamento social, político y mucho menos económico". Por último, expresó que el hecho de que el Estado no haya podido realizar cambios significativos en la Caja Militar se explica porque "hasta el propio Ministerio de Defensa tiene una mirada casi paternal con los oficiales militares".

Expresó que, a pesar que el Ministerio de Economía presente un proyecto que grave los sueldos altos, "todo va a seguir como está".

La solución, para Amaro, está en que la Caja Militar debería reformarse en conjunto con los militares.

http://zur.org.uy/content/los-privilegios-jubilatorios-de-los-militares